Amar es un placer para quien ama
el querer de ardiente fervor ardido,
sentir de agridulce el amado nido
y besar el labio que al beso llama.
Dentro de mí se abre caliente llama
donde se alza un clavel enardecido,
vertiendo aromas de olor derretido
el estremecimiento que derrama...
De grato placer el pecho se me abre,
ardores a mi lado me florecen,
en labios me llamean los sentires.
¿Qué no tendrá el amar que no me labre?
¿Qué no, los quereres que siempre mecen?
Pregonando voy al viento mis decires.
(Salvador)