Ahora que desfilan estaciones
en este poco sol que me caldea
podría ser un rayo sin testigos
o simplemente una nudista idea:
el año en pleamar, mi savia y la tuya,
el nardo caluroso de tu sexo
cubriéndose de espuma ya mi espuma;
la vela eternizada por tu vientre
traspone su lanceta al bronco puerto;
gavillas de gaviotas secuestradas
reanudan el verano en mi simiente.
Luego los dos, bronceándonos el alma,
con devaneo, el sol, templamos puentes...