teresa ternavasio

EL MAGO

EL MAGO

 

No hay decreto que pregone, ninguna alcaldía,

Que el mago, el de los “milagros”, no pueda sentirse triste

Aunque tiene la varita que convierte las cosas,

No puede sobreponerse, a la pena que lo envuelve

 

Nadie sabe que en las noches, cuando cae el telón,

La angustia se apodera, de su pobre corazón

Las estrellas que se cuelan por el postigo entreabierto,

De su íntimo rincón

Han visto correr su llanto, perdido en el desconcierto

 

Es que se ha enamorado, con locura y sin remedio

De la niña que lo asiste, en cada  presentación

Con su capa y galera, es el señor de la sala,

El héroe de los niños, para los grandes ¡el mejor!

 

Callado siente el amor, ella dice que ama a otro,

Si pudieras,  luna, hablarle de su cariño,

Decirle que ha perdido,  de su vida, hasta el timón

No hay muralla que contenga, la fuerza de su pasión

 

Sueña con un beso suyo y la caricia de sus manos

Que no se apague la luz, que ilumine su ilusión,

Sigue el mago mostrando, las cosas que no existen

Y por su cara rodando, la última lágrima, de la función