Tu voz hija... resuena en mi cabeza,
como flores de colores,
aunque hagan acudir lágrimas
limpias a mis ojos,
encoger mi corazón en el pecho
y no pueda respirar por la opresión,
aunque se neutralice
y se estanque mi mente,
aunque todo el dolor del mundo
muera en mi cuerpo,
tu cara y tu voz,
se incrustaran a fuego,
el fuego que me limpie
y se lleve todas las partes humanas,
porque esas hija... no son nuestras,
son de la tierra
y solo quiero el Ser que me trae tu Alma,
tu misma realidad espiritual,
así hija...
me hace verte, oírte y entenderte
mejor que antes
y lo que tenia por corazón,
se queda en una fusión de
de sensaciones irreales,
ahora sentidas en esta verdad,
cambiadas por las naturales,
donde tu voz me suena a música
y la claridad ilumina tus ojos celestiales,
miran y los veo mejor que antes,
donde nos comprendemos
sin palabras, donde nos entendemos
solo con pensamientos
y tan claramente
como en mi vida he podido
hacerlo
P.M Pedro Monroy Gemio