¡Oh, Nancy!
pobre Nancy.
Ayer parecías un
un sueño eterno.
Un barco vagabundo
sobre el mar.
Una promesa joven
y vivaz.
Una estrella que crece
en el universo.
Pero hoy las estrellas,
se han muerto.
Pero hoy, retrato sonámbulo
de la eterna broma;
te desvaneces científica
entre la espesa bruma.
La eterna broma, que no nos
permite ver más allá.
La eterna bruma, que resguarda
silenciosa los tesoros
del infierno, del cielo o de la nada.
¡Oh, Nancy! Parecías muta, cambia.
Es pareces ahora.
Pareces una ola exhausta
y frágil sobre la arena.
Pareces lata vacía,
un pañuelo gastado, una
perra moribunda.
Te creciste al silencio y
ahora existes menos que él.
¡Oh, Nancy! Si bien
recuerdo, ayer eras una balsa
repleta de joyas.
Un tango de incertidumbres.
Y hoy, hoy eres un papel
para moscas.
Un ataúd de carne,
resguardando sus huesos
inútilmente contra los mares del tiempo.