Este es mi valor, unas sucias monedas,
por ellas vendéis vuestra salud y existencia,
por ellas olvidáis que sois hijos de la tierra,
por ellas me maltratáis sin pudor ni conciencia.
No sois dignos de mis esfuerzos
por conservar el ecosistema
limpio de vuestras miserias
que a la perdición nos llevan.
Os protegéis con máscaras
de vuestros propios desafíos
pues cuando me maltratáis
forjáis vuestro propio destino.
Porque clamáis al cielo consuelo
cuando me revuelvo ante vuestras patrañas ,
si está en vuestras manos
parar este cruento camino
Mentéis descaradamente
cuando proclamáis que cuidaréis mi ente
firmando acuerdos que nadie pondrá en práctica
porque la fealdad ya tenéis grabadas en vuestras mentes.
Mi valor lo medís por simples comodidades
que no satisfacen porque os privan de libertades,
por monedas que por el camino se quedan
porque los poderes de ellas se apoderan.
Por trabajos que esclavizan
sin daros pan ni digna vida,
¡Y por tan poca dicha anegáis de miseria
lo único que os segura, pan salud y vida?
A vosotros me entregué a manos llenas,
y vosotros me dejasteis con las manos vacías
pues despojándome de mí pureza
ya nada me queda para salvar vuestras vidas.
Humanidad insulsa,
¿Acaso pensáis que vuestro ego no os traerá consecuencias?
Lamento que con vuestro ruin comportamiento
mi existencia termine como un estercolero
ni poder volver a gozar de los resplandores del cielo.
Luisa Lestón Celorio
22 de abril de 2016