CUANDO APARECIÓ EL AMOR
Aún el amor tan prístino siendo
cuando en ello yo ignaro todavía,
se apareció una seráfica alondra
entre los gárrulos de la montaña.
Fui el blanco de un raudal de sentimientos
y fue pasando ante mí su hermosura,
su donosura, grata epifanía
y de aquella sublime tesitura
de mi alma una exultación que surgía
ante aquel excelso instante llegado,
desde mi mente un exvoto fue dado
en gracias, al Dios que me bendecía.
Una noche clara nos solazaba
junto aquel orvallo que descendía
y el amor en nosotros fue medrando
símil a un flamígero dragón tierno.
Agraz estaba el nuestro todavía
cuando el buen cupido nos remataba,
como un magno hontanar del que emergía
la vendimia de amor allí signada.
Lebusla
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