Mamá, si al despertar
no me hallas a tu lado,
no tiene que llorar,
salí por tu regalo...
Y estoy cruzando el mar.
Mamá, allén del mar
está el sueño dorado,
ese que tú y papá
siempre me habéis contado:
sembrar tu libertad.
Y si un triste azar,
volcase mi patera,
tú llévale una flor
y mi vieja pulsera,
a Ruth, mi tierno amor.
Cuando llegue del mar...
Tú, mamá, tendrás
la ansiada noria,
y así podrás regar
los campos con tu achicoria,
y sembrar tu libertad.
Y si un triste azar
volcase mi patera,
tú llévale una flor
y mi vieja pulsera,
a Ruth, mi tierno amor.
Cuando llegue del mar...
¡Ya estoy cruzando el mar!