Dedicado a todas las personas que han perdido un ojo por participar en una manifestación, con el deseo entusiasta de que mejoren y se animen. Nuestro más sentido agradecimiento por su contribución al País. Siempre los recordaremos como valerosos ciudadanos.
Hubo un tiempo, antes de las últimas y las nuevas elecciones generales de España, que suelen ir a la par , cuando se dio a conocer ésta leyenda en Vall d´Uixó.
En aquella época, sería mediados del años 2015, las noches eran un infierno donde se fundían el sonido de las campanas con el de las sirenas de la policía; creando un atmósfera de sacro peligro entre luces de neón y el brillo pálido la luna. Las vidas, eran empujadas cada una a su casa, donde se vivía como judíos. Encerrados entre cuatro paredes sin luz y sin agua, y con miedo a salir. Porque al salir, siempre se acababa pagando al gobierno.
El capitalismo les había hecho a todos enemigos del sistema desde el parlamento ,con una ley llamada “ mordaza”
El congreso también legislo para que no hubiera posible apelación ni salvación, y todo comportamiento tuviera su correspondiente sanción.
Así no era extraño que con cualquier pretexto se presentara un policía en casa a ver que pasaba, para comprobar que efectivamente todo iba bien.
Nadie decía lo contrario.
Aunque claro, el pueblo, que tiene solo a medias voz, se sentía asqueado y aburrido, aburrido y asqueado, esos eran precisamente sus colores, según cuenta la leyenda, aunque las crónicas de ese tiempo, y los informes policiales de control ciudadano digan lo contrario, pero sigamos, sigamos.
Estamos todavía en el año 2015,
Resignado y condenado vivía el pueblo por esa herencia de la transición llamada democracia.
Solo la izquierda afeminada les daba entre elecciones y elecciones buenos consejos al pueblo antes de votar:
“Seguir votando a la derecha”
En este clima de represión social, de manipulación mental, se empezó a desarrollar ésta leyenda. Curiosamente comenzó en el pueblo más pobre y fascista de España. Un lugar lejano, si mal no recuerdo, tal y como me lo contaron, llamado Vall d´uixó.
Los jóvenes de Vall d´Uixó , totalmente arruinados, pero a la vez siendo los más osados, no se resignaban a no vivir como personas tal y como les ordenaba el parlamento y la corona de España que les había declarado la guerra.
Así que salían por las noches en alegres grupos a buscarse la vida, recogiendo chatarra o pegando palizas. Lo que fuera necesario para poder sobrevivir ¿ qué otra cosa podían hacer?
Sin embargo muchos no volvían, y si lo hacían, volvían como ancianos moribundos. Apáticos, aburridos, sin ganas de hacer nada. Se pasaban el día encerrados en el cuarto llorando. Los padres derramaban también abundantes lágrimas al ver a sus hijos comportarse como abuelos.
¿ Qué le estaba pasando a la juventud?
La clave estuvo en un joven gitano, que perseguido por la policía por robar un casete para escuchar a Camaron de la Isla , se tiró desde el puente. Antes de morir, les dijo a la gente que se asomaban a verle morir al pobre muchacho:
Islas de Camaron
pronto llegare en un velero
remando en el tiempo,
Pero antes de sumergirme
en el mar profundo,
os quiero decir
que por las noches
no es cuento lo que ocurre.
Maravillas que asuntarían al más osado.
Un policía sin cabeza,
la cual lleva en una mano
y en la otra,
una enorme mordaza,
que impide a quien lo ve,
volver a hablar de lo que ha visto
vaga como espectro rodando por las cabañas de los gitanos.
Huele nuestra pobreza y nuestros delitos
dejando en el suelo la cabeza.
Luego avanza como una bestia.
Su fuerza abarca la de doce hombres.
Es insensible a nuestras puñaladas y tiros de escopeta.
La noticia al saberse causo un profundo espanto entre las clases bajas.
Las autoridades municipales, bajo orden del Rey de España y del parlamento, enemigos del pueblo, mandaron hacer una campaña de apoyo a la policía. Se esforzaron por explicar lo bueno que tenía la mordaza para la salud. Muchos charlatanes curaron a fuerza de apretarles bien la mordaza.
que bien se lo tenían ganado. Pero aún así , no se pudo evitar que antes de silenciar llegaran a afirmar que también ellos habían visto a jueces sin cabeza hablar sobre la democracia. Y el mal ya estuvo hecho, que el pueblo siempre es crédulo y paranoico. Llegó a creer la gente eran borregos que iban al matadero.
Pregúntate por qué de entre los que están hundidos casi muertos, sale un policía sin cabeza a por ellos . Mándame tu estrofa para construir ésta leyenda, porque yo ya escucho las sirenas llegar hacia a mí. Hoy de he llamarles, no es broma lo que digo, que ésta mañana me he topado con un fantasma que dice que tiene una deuda pendiente conmigo, pero eso es otra historia, quizás para mañana.
Angelillo de Uixó.