Me encontraba sin propósito y sin ninguna prisa,
Conociendo y aprendiendo lo que la vida implica.
Era un ser prematuro en este mundo desconocido.
Vivía sin mayor preocupación.
Deambulaba en la soledad sin saberlo.
Me sumergía en la suave brisa que espiraba mi cuerpo.
Tal vez era un mundo gris y sin matices,
O quizás era un mundo brillante por su exceso de color.
No estoy seguro.
Todo era desconocido y bienvenido,
Hasta que un día salí a caminar
Y allí estabas
Con tu carisma emblemático y exquisita ternura
Te vi entre oscuridad y colores abstractos,
Allí apostada misteriosamente,
Como si estuvieses planeando algo macabro.
Pude ver que estabas envuelta en un aire vivo,
Más vivo que el mío.
Y al conocerte me di cuenta de que no era así,
De la misma manera que yo,
Escondías tu niebla y expresabas rocío matinal.
Nos miramos a los ojos y sonriendo,
Nos enteramos de que algo había cambiado.
Allí estabas tú y estaba yo
Procurando explicar por qué
Nos encontramos en esa ocasión.
Me acerqué temeroso a ti
Y me recibiste con gozo,
Nos escondimos en las estrellas.
Y en lo negro de la belleza
Anduvimos en jubilo celebrando el encuentro.
Usamos las nubes como refugio,
Y los sueños eran nuestro hogar.
Atrapamos destellos en la oscuridad
E iluminamos la aurora acogedora
En la que armónicamente danzamos
Entré en un mundo apartado de éste
Y me hallaba completamente perdido.
Pero para entender la atmósfera de aquel mundo
Y pasear sin limites en él,
Estabas tú allí en aquella ocasión.