huertero

Uñas furiosas

Silenciosas las manos

dirigiéndose a la eternidad.

Don Gregorio usa su maña,

agrieta los surcos para el semillero.  

 

Desafiantes montículos de horas.

El resto transformándose en semillas.

Es aquí, donde las uñas

furiosas, desgarran la greda.

A la espera un fruto

sustentará nuestros hijos.