Nicolas Copernico para niños y niñas
Era de día cuando los dos ositos salieron a dar un paseo, papito oso y su hijo. Las mariposas jugaban y se entretenían con cada rayo de luz que iluminaba el camino, al pasar por una linda casita, el osito le pregunto a su papito.
¿De quién es esa casita y como se llama?
Papa oso le dijo: escúchame bien, muchas personas dicen que la casa tiene varios dueños, pero nunca se ponen de acuerdo. Lo único que sé, es que la casa se llama, geocéntrica. ¿Geocéntrica? A si es, pues muchos viejitos decían que todos los planetas entre ellos el sol, giraban alrededor de la tierra.
No te entiendo papi, bueno te lo explicare así: tú vives en este barrio, y tienes una casita muy linda y la quieres mucho, entonces cuando sales y miras otras casitas, piensas que tu casa es la mejor de todas las casitas de tu barrio. Por eso si te digieran que hay que colocar todas las casas a rodar, como ruedan las llantas del carrito con que juegas, tú escogerías que tu casita este quieta, y que las demás que son menos bonitas, giren alrededor de la tuya, así tu casa no se dañaría.
Ahora mira el cielo, como tú ya conoces cual es el sol y cuál es la luna. Puedes diferenciarlos, como se diferencia un osito grande de uno pequeño. Tambien miras estrellas y otras cosas en el cielo. También hay planetas y muchas cosas más, como los viejitos piensan que esta casa es la mejor, dicen; que todos los planetas, la luna y también el mismo sol, giran alrededor de la tierra.
A esto llaman teoría geocéntrica.
Uuuu ya. Dijo el osito pequeño, y que más piensan. ¿Quieres saberlo? Pregunto el papa oso, si papi por favor. Está bien. Entonces busquemos la casa más grande del barrio. Después de haber caminado varias cuadras, el papa se detuvo y le dijo. Mira esa casa tan grande, se llama mansión heliocéntrica. ¿Por qué la llaman así papi? El oso rascándose la cabeza le dijo: me recuerdas a un viejito que quiero mucho, se llama Sócrates, pues me parece muy cariñoso, ya que parece un niño como tú, pues todo el tiempo se la pasa preguntando ¿Por qué? Por qué? Por qué? Y eso me gusta, porque así se aprende más.
Ven te explico. Esta es la casa más grande del barrio, algunos viejitos dicen que esta casa es la mejor y que todas las casas del barrio deben girar alrededor de esta mansión heliocéntrica. Ahora mira el cielo. Como es de día. Piensa en ese sol que no te deja verlo mucho tiempo porque te hace lagrimar tus ojitos.
Los viejitos dijeron que todos los planetas y la tierra giran alrededor del sol. A eso le llamarón teoría heliocéntrica.
El osito contento le dio un abrazo a su papi y le dijo: te quiero mucho porque me enseñas hartas cosas. Cuando llegaron a su casa. El osito le conto cosa por cosa a mamá osa.
Cuando termino de contar su bella historia le dijo a su mama ¿Tú qué piensas mami? Ella con una sonrisa lo abrazo y mirándolo a los ojos. Le dijo. La mansión no es la única casa grande del barrio, hay casas mucho más grandes, ¿Cuáles mami? Hay una que se llama la vía láctea. Y entre explicación y explicación la tarde se fue, no sin dejar tras de sí una gran enseñanza.
La vida continuaba como siempre, pero el nuevo día enseñaba cosas bellas y hermosas. Como era de costumbre los días sábado, el conejito salió a dar un paseo con su hermano mayor, cada uno llevaba un trozo de madera en las manos, con el propósito de sacar algunos gusanitos desde lo más profundo de la tierra.
Lo interesante fue, que la noche anterior había estado acompañada de la amiga “lluvia” motivo por el cual la tierra se podía quitar fácilmente.
El conejito menor tomo un gusanito en la mano y le quito la vida. Cuando su hermano mayor le grito ¿qué haces? El conejito contesto: no me gustaba su forma, me pareció asqueroso y sucio.
Cuando el conejito mayor escucho dicha explicación, guardo silencio. Pues no quería dañar aquel día tan maravilloso, sin embargo cuando la tarde llegaba a su fin, el conejo tomo de la mano a su hermanito y le dijo ven, vallamos al precioso arroyo, quiero contarte una historia.
Cuando se hallaban los dos sentados, comenzó la historia de la siguiente manera: hubo una época en la que uno de los circos que tanto te gustan, trajo varios animales hermosos, como también trajo bestias feroces, esa función se llamó la Primera Guerra Mundial, algunos payasitos comenzaron a votar fuego por la boca, para poder asustar a varias bestias, que no recuerdo bien su nombre.
Te voy a decir los nombres de algunos payasitos. Alemania, Gran Bretaña, Francia, Bélgica, Rusia, Yugoeslavia, Japón, Polonia. Todos excelentes actores.
Creo que duro este número de horas, desde el año de 1914 hasta el año 1918.
Uno de los payasitos más poderosos fue Alemania. Cuando algunos payasos lograron vencer en la presentación al payasito que se llamaba Alemania. Le hicieron hacer un salto que se llamaba el condenado, luego le hicieron firmar sentado sobre un león un papel de varios colores muy bonitos que se llamaba el tratado de Versalles. Como el payasito se sintió humillado ante todos los niños del circo, dijo: ustedes son muy malos no me han permitido defenderme, están cometiendo un crimen internacional. Pero los payasos, se siguieron burlando.
El payaso desapareció. Tiempo después murió, pero su hijo llamado “ADOLF HITLER” regreso para vengarse.
El llego con muchos payasos más y quemaron aquel circo. Murieron muchos niños inocentes, entre ellos, unos que se llamaban los judíos, también conocidos como hebreos.
Tú sabes que cuando yo era más pequeño a mí me gustaba ir a los circos. Ahora no me gustan. Porque mira todo lo que puede pasar en una función como esa.
No te hablo hermanito mío delos circos de verdad. Te hablo de los circos de la vida. El conejito menor le pregunto ¿de parte de quien estas en esta historia? El conejo mayor contesto. De parte de ninguno.
Lo que sí quiero decirte, es que no menosprecies otras especies. Recuerda que le quitaste la vida a ese gusano que no te gusto. Pues pudiste aprender mucho si al menos con una lupa lo hubieras comenzado a estudiar. ¿Y cómo se llamó aquella venganza? Precioso mío, se llamó la Segunda Guerra Mundial.
Por ahora dejemos esta conversación. Como el conejito era muy inteligente, no se quedó con la duda. Como consecuencia comenzó a investigar sobre la Segunda Guerra Mundial. Así fue como logro comprender más cosas de las que su hermano mayor le había explicado.
Los días pasaron y el conejito menor se dedicó a estudiar biología. Todo como resultado de un error que supo asumir, y que logro comprender.
José Orlando Melo Naranjo. Poeta y humanista soñador al servicio de los niños.
DEDICADO AL COLEGIO NUEVO SAN ANDRES DE LOS ALTOS.