A un sabio de barba blanca
Y harta paz en la mirada,
La gente al pasar pregunta
Las dudas que le aquejaban.
Muy paciente el sabio escucha
Y a cada uno sus preguntas contestaba.
Su semblante era apacible,
Jamás se desesperaba.
Una voz entre la gente preguntó:
¿Qué me puedes decir de los consuelos,
Cuando se sufre la muerte de un hermano,
Cómo debo vivir con esos duelos?
Con voz lenta, en tono fuerte le contesta
Clavándole en los ojos la mirada:
Recuerda, que en esta vida, en esta carne
De nada somos dueños absolutos,
Si entiendes lo que digo, camarada,
Jamás tú sufrirás tristeza y lutos.
Colócale un candado a tu pasado
Y manda la llave al infinito,
Llora si prefieres un poquito,
Y penas y tristezas haz a un lado.
Si no somos poseedores de bienes ni de vidas,
Ni dueños de personas ni de cosas,
Entonces… jamás sufrimos pérdidas
Si aceptamos las espinas y las rosas.
La clave de vivir con alegría
Y no sufrir de pérdidas y duelos,
Es darle su afán a cada día
Y emprender cada mañana un nuevo vuelo.
Aprende que el pasado es cosa muerta,
Pasó y no volverá a nuestro presente.
Que el futuro por venir es cosa incierta.
De todo esto mi amigo, sé consciente.
Dedícate a vivir en el ahora y el aquí,
Que sin duda es lo único que existe.
Si vives con afán, con frenesí,
Nunca, te lo confieso… estarás triste.
Si tú vives atado en el pasado
O en espera de un futuro inexistente,
Estas perdiendo el tiempo, amado hermano,
Pues no vives tu vida en el presente.
La vida se construye día con día,
Cimentándola quizás en el pasado,
Disfrútala a lo más, con alegría,
No importa que tan duro te ha pegado.
Si estas consciente de que dueño eres de nada,
Y de nada eres amo y señor en este mundo.
Y si vives tu vida día con día…
Yo te auguro una vida en tu presente apaciguada
Y un estado de paz súper profundo.
Además de vivir con alegría.