A quien
A quien me ha entregado en instantes
las mejores noches que viven los amantes.
Los más bellos placeres y que por ti aprendí
lo que antes no sabía, porque en ti había
un deseo tan fugaz que me abriste tus brazos
para que no saliera jamás. A ti que en una
concha de mar me guardaste para ti solo,
me supiste enseñar lo que era no engañarte.
Sólo supe imaginar miles de travesuras,
en mi mente prevalecía tu hermosa figura
como talismán que se guarda en el pecho.
A ti que me enseñaste con todo tu derecho
lo que era suspirar y ahogar en mis manos
sutileza de la ternura y la suavidad en el amar.