El eco de los
recuerdos,
borbotea
en la noche,
son efímeras
luces grises,
carentes de brillo,
y felicidad,
sucumben
a cada instante,
en el umbral
de la realidad,
y apresuran
su fuga,
por ignotos
laberintos,
donde imperan
caracolas marinas,
y repetidos grillos
de lento trovar,
y por ahí andan
las nostalgias,
desairadas,
y en soledad,
saben ellas,
de frustraciones,
como lápidas,
imposibles de borrar,
solo un cataclismo,
podría regresarlas,
y darles un lugar,
pero en la oscuridad.
Víctor Bustos Solavagione