No se puede hablar de soledad si no la sientes,
llenando tus minutos y tus horas…
cuando ves que estas solo y andas siempre
perdido en añoranzas y quimeras.
Camino por las calles silenciosas
que semejan laberintos sin sentido…
el frio penetra por mi cuerpo
dejándolo indoloro y aterido.
Avanzo con la mano en los bolsillos,
sin un rumbo que seguir…todo es confuso,
me hundo en esa oscura noche
que semeja un cruel abismo donde todo se pierde…
y giro giro arrastrado en el vórtice del mismo
que encadena mi mente y mi albedrio,
sin tener en que pensar, como un demente,
que se aferra al instante en que el destino
doblegó su facultad de raciocinio.
La gente me observa desconfiada,
sus miradas se clavan cual cuchillos
se alejan de mi lado con sigilo
al pensar que soy un ente
que no tiene ya cabida en este mundo.
Me pregunto? Cuanta gente como yo
sigue viviendo, esperando
que se incendie el universo…
y volvamos a quedar como al principio.