La cordillera más larga y blanca,
el océano más grande y taciturno,
juntos me regalan su bienvenida,
entre ellos construyo mi castillo.
En el suelo duerme el color rojo,
en forma de manchas como hojas de árbol.
El mármol es más gris y más limpio.
Las cumbres nevadas brillan al sol.
Fuego y hielo se miran a la cara,
rozan sus labios como enamorados.
Trabajo en una mina de sueños,
como pan de algodón y lana,
el vino es como miel de abejas.
Me visto con versos de
Mistral, Neruda y Parra.
Cóndores me calzan con su plumas
En esta tierra austral mis hijos tendrán
radiantes estrellas para contemplar;
tres continentes por donde pasear.