Deja que el reloj marque las veinticuatro horas,
Cuarenta y ocho horas repetidas dos veces al día,
Y ten un florero con todo tipo de maravillas,
Porque la poesía es impredecible y fortuita:
Sea quien sea, primero tira y después averigua.
Si trabajas en un banco, tu rincón permanece
Junto a un dólar y un centavo estadounidenses.
Si ahora estás en tu cama, ella será tu rincón
Para el sueño y también para el amor verdadero.
Si viajas entre la Ruta 66 y el Desierto florido,
Haz de la vida, pasión y muerte tu rincón.
Como si estuvieras en el hombro de un gigante,
Como si bebieras de la clepsidra del desierto,
Como si fueras una tortuga y a la vez un conejo,
Vete a escribir: El papel tiene mucha paciencia,
La poesía está en todas partes y también en ti.