Testigo mudo,
corazon enamorado,
del perfume de la rosa,
en mi piel reposa.
Me quiere, no me quiere,
con sus petalos me lo dice la margarita,
si, es el amor que hiere,
revolotea en mi pecho y me agita.
Se lo dejo a la pasion, que me invade,
se lo dejo a los prados,
de los frutos enamorados,
al truncado amor, que nos aparta y divide.
Al aroma de miles de margaritas,
que por doquier miro, en mis pies
del crepusculo incesante y muy juntitas,
amor en flor,de alborada asi es.
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