Inédita metáfora sobre el ser y la nada,
pétalos grisáceos flotando en el ayer,
razón encadenada al perjuicio del absurdo,
así es mi soberbia, mi orgullo y mi querer.
Cuando de noche me golpéan tus imágenes e
indolente me castiga el recuerdo de tu amor;
me levanto, fantaseo con sangrientas batallas
que drenen de mi alma tus promesas de amor.
Disculpas no saldrán de esta boca transgresora
que con saña y sin cautela acalla al corazón.
Es tiempo de olvidar que alguna vez soñamos;
que alguna vez creímos en esta loca pasión.