En los montes y en los ranchos,
de mi tierra colorada,
se escucha el acordeón,
jugando con la guitarra,
y los peones del campo,
alrededor de una fogata,
bailando en alpargatas,
después de dura jornada
de trabajo bien rudo,
se ponen un escudo,
para escapar de la realidad.
Y ahí todos a bailar
y alegrarle la noche
a sus mujeres amadas,
todos juntos hacen gala,
y al ritmo del chamamé,
danzan con gran coraje,
sin que el cuerpo desgaste
las energías que quedan
y se hace la rueda,
del mate bien cebado,
y un payador acoplado
canta en tonada guaraní,
una dulce guaraña.
Después ya descansados,
todos se van a dormir,
para mañana poder seguir,
con la dura jornada
del trabajo de la peonada,
que entre machete y machete,
se largan la carcajada,
el trabajo no hace mella,
en la gente de coraje,
y así esperan la noche,
sin que nada los acobarde.
Maria HODUNOK.