Estoy pensando en ti como nunca antes había pensado en nada ni nadie.
Me falta el aire si no siento tu respiración cuando me hablas al oído.
Recurro a recorrer pieles ajenas a la tuya, pero no me sacian.
Y otra vez vuelvo al mismo lugar.
A ese sinfín de secuencias de una vida que podría llegar a vivir contigo.
Ya que si no fuera contigo, no sería vida.
Tuve más de mil ideas para sacarte de mi cabeza pero ninguna funcionó.
¿Qué has hecho conmigo?
Poco a poco me estoy dando cuenta de que no soy yo si acaso no estás tú.
Camino por la calle y escucho tu voz.
Escucho el sonido de tu risa y el corazón se acelera de repente.
Pero me giro y no te veo.
¿Será que mi mente me está jugando una broma de mal gusto?
Me gustaría que no fuera así.
Que realmente seas tú a quien escucho con tanta atención.
Pero no.
Definitivamente, me estoy volviendo loco.
Ya no pienso por mi mismo.
Le reclamo al destino por no juntarnos como debería.
Hasta que un día, paseando para despejarme... te veo.
Te veo a lo lejos, y comienzo a correr.
No quiero que mi vida se escape.
Pero al acercarme, me doy cuenta de que no eras tú.
Y vuelvo a caer a ese vacío infinito en el que estoy encerrado hace mucho tiempo.
Al darme cuenta de que no te encontré, huyo.
Huyo de la realidad.
Aunque ella es más rápida que yo.
Y otra vez las lágrimas comienzan a brotar de mis ojos.
Por no saber qué hacer.
¿Me rindo ante no tenerte, o muero tratando de encontrarte?
Definitivamente, me estoy volviendo loco... loco de amor por ti.