Dijiste sobre el tiempo: “No es vándalo culpable
de herir a la pareja con diente de la hidra,
que siempre tu reloj tendría ritmo estable
de igual reflujo líquido que tiene la clepsidra”
Fue así que nuestro lazo se hacía más fiable
de esencias empapado…volátil cual la sidra,
ni hiriente era la ortiga, ni el cardo repudiable,
supimos dar los besos de mieles a la cidra.
¡De marca tu reloj te lleva de la mano,
así tus manecillas tantean dos agujas
de sórdido estampido…y rompen el campano!
¡Muy viejo mi reloj me avisa de las brujas,
pues cimbra en la pared cual música de piano,
me besa muy coqueto…me llena de burbujas!
Cidra: fruta agria de olor desagradable.