El sol se desliza suavemente por el horizonte
y sus tenues rayos se posan sobre el río
como las manos de una madre acariciando a su crío.
Los árboles se mecen
y sus hojas aplauden felices el canto de las aves
como espectadoras de sus dulces trinos.
La brisa calurosa de verano
se mete en las aguas a jugar con las olas
para refrescarse del ardiente día.
Se respira una dulce calma,
ya es la hora y natura lo sabe,
es ella quien invita a un plácido descanso.
A.L.F.C.