Y va ocurriendo la vida,
entre las lúgubres sombras del recuerdo,
allí donde acuden las memorias de
los besos entregados,
besos malditos en el nombre
del amor; cual vagabundos
harapientos, infestan, apestando
a desolación cada rincón
donde intentan refugiarse de la
muerte que asola su existir.
Pareciera que aquellas mortandades,
sucedieran desapercibidas afuera, en el mundo,
en lo irreal de las cosas, donde la vida ocurre,
mientras aquí adentro, se va derrumbando
toda esperanza, solo quedan lamentos,
solo quedan despojo y ruinas,
solo lejanía queda sobre el horizonte,
en la cuna de la noche, donde el cielo
se une en pacto de un beso con el suelo,
en la frontera del edén con el infierno.
Y en este limbo tan fugaz como la vida,
tan etéreo como la muerte,
lo único perpetuo es la estela
de la ausencia que tras tuyo
va marchitando toda esencia
de las cosas, el sentido de
del amor, la rabia del
olvido, las fuerzas del vivir,
el coraje de morir.
SALO.