Ya cae la tarde y puedo ver
desde mi ventana, como caen las hojas
de los àrboles, en su silencio y se adormecen
en la tierra para no volver a despertar.
La tarde se va como la tarde que nos dejo,
dormidos en nuestros brazos que cubrìan nuestros cuerpos.
Un viento suave acaricia nuestras caras, como nuestros labios
se acarician y nuestros besos nos llevan mas aya del fin de la tarde,
acompañando el frìo otoñal, que abrazaba nuestros cuerpos,
como las hojas caìdas, forman un manto de colores dandonòs
su calor y viajar en un sueño profundo en nubes de colores,
dibujando estelas para dejarlas caer al mar y los peces puedan seguirnos,
para jugar como niños en el jardìn, atrapando perfume y adornando
nuestro andar con pètalos de rosas y pàjaros endulzàndo nuestras mentes.
Corazones y almas danzando con sus trinos y melodìas que nos enbrujàban
y locos de amor nos quedamos soñando en nubes de colores, en una tarde
de aquella tarde que era una hermosa tarde.