Dile al viento cuando aúlle
que te embriague con recuerdos,
de ese amor que a veces fluye
de los instantes más tiernos.
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Decile también al río
que al paso de sus corrientes
te deje el café molido
cuando pase bajo el puente.
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Decí tu mejor palabra
al viento que va a la aldea
pa que se deje la maña
de dañar a quien florea.
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Decile al río hablador
que no hable mas de la cuenta
que calladito es mejor
porque así a nadie molesta.
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Decile al río y al viento
lo que te venga a la mente,
a ver si logras con eso
que por lo menos se aquieten.
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Autor: Alejandro J. Díaz Valero
Maracaibo, Venezuela