Diana Cosma

el elefante

hemos sobrepasado montañas y estrellas

para llegar aquí, en la habitación acogedora

de nuestros corazones

tocando los tambores de la sangre

en sincronía.

 

ya que hemos vivido el uno para el otro

durante miles de páginas,

ahora la novela de aventuras está cansada,

bostezando desde la profundidad

de su primera historia de madera y de savia

nunca escrita y mucho menos

gritada como correspondía.

 

habíamos dado a luz a un ser bello

entre el océano de mis ojos soleados

y los huesos de tus brazos abiertos

como universos que siempre me habían esperado.

 

desde aquel momento han pasado

soles y siglos, calores y fríos.

ahora entre nosotros hay un elefante

que nos empuja contra las paredes

de nuestros papeles en esta historia

que no queremos admitir

de haber escrito juntos, de haber gritado juntos

hasta que aquellos gritos se hayan vuelto

una música santa de nuestras entrañas.

 

el elefante al que le negamos hasta un nombre

ronca fuerte como si nos acusara de blasfemos.

nos moja con su trompa; pero no es cualquier líquido,

sino la manera callada en que yo te llevo entre mis labios

y tú, a veces, sin que nadie lo sepa, me prestas tus pulmones

para que no se herrumbren los míos de tanto suspiro.

 

 

 

© Diana Cosma