Llegaste a mi en la alborada inesperada
que en su rayo de luz anaranjado y azulado,
en radiante brillo me consuma y fallece la oscuridad,
no volvieron a colgarse en mi cabeza nubes grises,
veranos extenuantes y la incitada soledad,
se fueron los pesares, llegaron los sonrojos del amor.
Bastó una mirada cristalina para internarme en tu alma
y reflejarme en ti como si fuera tu piel de espejos,
nos enredamos en el misterio del amor que ya no es un misterio,
desciframos con nuestras manos el enigma del romance,
hilamos con pétalos de rosas lirios y orquídeas
fantasías que ahora son realidades,
del sueño esquivo que trae deseos lo hicimos nuestro sueño,
ya no esperamos a que llegue la noche para soñar
porque soñamos sin cerrar los ojos.
Nuestras almas fueron dos mares divididos
por la isla solitaria del abandono,
ahora somos una isla inagotable bañada por un solo mar,
donde los barcos del recuerdo encallan,
y el ancla del amor se plantó en nuestra sangre,
echó raíces para eximirnos del naufragio,
erigimos el principio de una historia sin final.
Clama tu ser me llama tu corazón
y mi alma se anuda al lazo que tienden tus ojos,
parecen enamorados ese par de luces,
me esquivan de la oscuridad,
huye a donde no te abracen las tormentas
y llegas a mi te abrigas bajo mi sombra.
Soy la tinta que escribe en delirios enamorados
sobre las páginas blancas de tu alma
la historia de este amor que llena nuestro vacío,
quiero escribir lo que te llene de mi,
quiero escribir el principio de una historia
porque el final no existe si jamás lo escribimos,
vivamos cada día como el principio de lo que es
como el origen de una historia sin final.