tu cuerpo, tu pequeño cuerpo infinito,
lo mido apenas con el contorno de mis dedos,
se desvanecen en tus caderas mis miedos,
ando como saltamontes de un lado a otro
por tu piel de trigo,
¡con que detalle la naturaleza te fue esculpiendo los senos!
esos senos que son un manglar,
donde se juntan lo salado de mis besos,
con el agua dulce de tus rios,
dispuestos a entregarnos me abrazo al calor de tus
latidos,
sumiso me adentro al bacanal de tu sexo,
de pronto, se levanta en ti un salvaje torbellino,
me envuelve en un insondable placer,
me levanta y puedo arañar las estrellas,
cuando acabamos y vuelvo a la tierra,
me siento una playa donde ha subido la marea,
y se ha llevado toda la arena.