Mañana, muy de mañana, con este lazo sin nudo ataré al sol en lo oscuro; y sonaran las campanas cuando él esté prisionero… pero, eso, será mañana.
Mañana, muy de mañana, con el cantar de las aves ataré todas las penas al canto de una mesa rompiendo ciertas barreras y habrá júbilo en el pueblo… pero, eso, será mañana.
Mañana, muy de mañana, con el calor de mis manos cocinaré pensamientos, adobados con torpeza, en la hoya del olvido… pero, eso, será mañana.
Ay de aquel que, aún siendo mañaneros, también al mañana deje lo que hoy ha podido hacer. ¿Mañana?… ¿y si no despierta para lograr lo deseado? Pues, lo persignarán… y amén.
PABEDIZ