Lago Nahuel Huapi, agosto de 2015.
Con su trino que asciende en la mañana
llega el anuncio que ha nacido el día,
su silueta a través de la ventana
conlleva la fineza y la armonía.
Valiente y desafiante pese al frío
ordena su atavío contra el viento,
y sin miedo a la altura ni al vacío
lanza su vuelo equilibrado y lento.
Haciendo magia en las corrientes de aire,
se asemeja a un pañuelo suspendido,
luego desciende y con total donaire
besa el agua del lago adormecido.
Por el cielo azul, níveo el plumaje,
su belleza se pierde en el paisaje.
Derechos reservados por Ruben Maldonado.