ENSUEÑO
En este melancólico ensueño
temo abrir mis cerradas manos.
En ellas aprisiono el recuerdo de aquel día
que estuvieron las tuyas unidas a las mías.
Yo sé que si las abro volará el recuerdo
y temo que en su vuelo se vuelva olvido
y así a mi alma llegará un vacío
y mi cuerpo entero temblará de frío.
Yo hubiera querido que fuéramos dos ríos,
que sus aguas silenciosos juntan
y unidos, hacia el mar se abren camino.
Que el fuego del amor quemara nuestros cuerpos
y después de ser un puñado de cenizas
cual Ave Fénix… ¡renacieramos gloriosos!