Eres triste, nostálgica como la noche,
aun si tu risa es de reina vanidosa,
yo, en tus pupilas siempre encuentro rosas,
cuando miro esos ojos enigmáticos de diosa.
Sueño con estrechar tus manos con las mías,
en sentir tu aroma y lo suave de tus labios,
sin embargo, vuelve la razón amancillada
y muere la sonrisa más dulce de mis labios.
Y despierto, en el páramo más sombrío del destino,
enredado entre abrojos alimentando cardos y espinos
aun así, en mis lágrimas te amo, con el amor jamás sentido;
ni por dioses ni magos, ni por magia ni hechizos.
Y, sin embargo, vivo con este amor a solas
deshojando rosas, tulipanes en suspiros,
quisiera un día deshojar y probar una roja adelfa
y sentarme junto a la flor marchita del olvido.
Tal vez quisieran, mis brazos ser dos grandes alas
o mi cuerpo ser el leve viento que besa,
y tras tus pasos de niña enamorada
ser melodía, rima, la nota que tu corazón arranca;
Princesa enamorada, Diosa, o Esfinge de mis sueños
Tú, que sonrojas a la rosada rosa de primavera
y al despuntar la mañana, a un girasol asemejas;
quisiera ser en tu corazón prendido ¡la virgen flor que arrancas!