Ahí donde tu mirada
conquista, sin genocidio
mediante. Danzamos
rituales para tus dioses.
El silencio estremecido
por tu aroma, desparrama
lagrimas torrenciales,
colores, deliciosos sabores.
Sudores y vapores
encubren mánticas almas,
amarguras, miedos y rencores,
espíritus, amores y redentores.
Mantricas voces convocan
el mándala universal de
heperkinéticos espirales y
tu beso se vuelve divino.