MI PRIMERA LLUVIA DE MAYO
Temprano nos visitaron heraldos soplos
dando el parte de supuesta buena nueva
desplegando ráfagas de frescor
que tocaron nuestros pelos y carrillos
pronto se esfumaron precarios invisibles
yo y otros que los sentimos no creímos.
Las sucias calles lanzaron su tamo al aire
y los árboles desprendieron sus hojas
que danzaron suspendidas
hasta descansar en su hojarasca
nuevamente yo y otros que vimos no lo creímos.
El intento de decirnos algo se disolvió contrariado
se vengó de nosotros por escépticos
aumentando al termómetro sus grados
fraguados por el antecesor, por el gran sol.
Inesperado llegó el evento anunciado
sobre el que yo y otros no creímos
y sus trompetas se esgrimieron con cisco airoso
primero tímida, luego se abalanzó implacable
sobre los techos dormidos
que fluyeron hilos presurosos
entre sus palmas onduladas
para caer en cascadas
por caídas, canales y bajaretes.
Irreverentes destilaron en el interior de las moradas
intrusas lágrimas que inquietaron al daño
por los techos que no estaban preparados,
más dada la mohína sombra
recibieron ignoro hasta que se alzaron solas
cuando su progenitora lluvia cesó
instante en que el domo endrino sus compuertas cerró.
Fue mi primera lluvia del naciente y nuevo invierno
que quiso bajar el mero primero de Mayo
celebrando con su singular pirotecnia
el día de los que se afanan a diario en su labor
de los que untan sus vidas en el afán con su sudor.
Ya habían descendido otras
que fueron las primeras sobre otros distantes techos
las primicias para otros moros y cristianos,
pero esta
fue mi primera lluvia
justo el primero de Mayo
que quiso venir nocturna.
Lebusla
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