Pasaron dos años,
viviendo sin ti.
Solo con tus recuerdos,
tus poemas,
tus niñas y mis lágrimas a diario.
Hija...
estas en mi,
como si fuera ayer.
Ningún amanecer,
ni puesta de sol,
podrá ocupar el lugar de la luz,
ni el recuerdo de tu imagen.
Mis sombras ahora...
se hacen grandes como la muerte.
Y la luna sigue brillando,
en la trémula soledad de mi jardín.
P.M Pedro Monroy Gemio