Valerosos ojos, animosa
firmeza a las palabras necias
hacerles palanca.
El silencio no consuela.
Así mi boca alucina sublevación.
Los latidos de la poesía
recitan las horas perfumando
la ansiedad en versos de
huellas de cañones
cargados de vocablos.
Así es como la sangre
humedece la mirada,
enmudece las letras en noches idas.
Incomprensible cuando
el impulso inspira.