La que el descuido arrebata
de la mesa de noche
donde el verso se percata
y ahí entre la mente juega…
hilvanando locuras
que llegan
como paradoja, entrega
entonces el alma a ciegas
tan zalamera…
no queda satisfecha.
Voy corriendo
busco a la derecha
para ubicar al corazón,
cambiar de lugar
es la única razón
y que pueda seguir
gimiendo
en la neblina oscura
del aturdimiento.
En el aire pierdo versos
guiados por el sentimiento
que camina lento.
No te escapes
ni por un segundo
y lleva mi mano
al lienzo blanco
que espera
para llenarnos de poesías
la vida entera
y perdernos a otro mundo
donde el amor sea
siempre profundo a ciegas.