El día estaba soleado, pero dentro de mi habitación podía escuchar la lluvia caer, el viento soplar y los árboles moviéndose en respuesta a este, estaba también ella, la incondicional navaja, a sido mi mejor amiga en los últimos meses, cierro los ojos y me proporciono el primer corte el cual no es tan profundo, observo como la sangre sale delicadamente de este y siento cómo el dolor que sentía en mi interior se alivia, proporciono el segundo corte a mi muñeca, este es sin duda mas profundo que el primero, pues la sangre sale de forma brusca, como sale el agua al romperse una compresa de esta, observo cómo corre por mi mano dirigiéndose al extremo de mis dedos para luego caer delicadamente en un compás de melancolía, de llanto, cuan grito de ayuda ahogado sea, hasta terminar en el piso dejando la delicadeza de una gota para convertirse en un pequeño charco, no estoy segura que sea la última vez pero algo si puedo asegurar, cada corte es mas profundo y letal que el anterior, soy cómo una bomba de tiempo que en cualquier momento explotará destruyendo todo a su alrededor.