orlandomagno

¿Porque y para que votar en las urnas?

Al parecer cada país pretende establecer el gobierno que más le convenga al pueblo, pero no sucede así, porque prima el poder de las elites empresariales y políticas.

La paradoja consiste en lograr establecer cuando el gobierno de un país obra a favor de sus ciudadanos, y cuando trabaja para la radical explotación de estos últimos. 

Pues ¿De qué manera podría dignificarse al ser humano, cuando la actual racionalización del trabajo no le permite educarse? ¿O si le permite educarse, es para seguirlo explotando? 

En una democracia justa, el solo amor a la igualdad debería limitar el deseo de avaricia y ambición, y esta igualdad a la que nos referimos no es en su esencia radical. Puesto que no se trata de llevar a los gobernantes a la condición económica de los ciudadanos, como tampoco, de mantener al pueblo en su condición de miseria.  

Para ello se debe limitar la riqueza de los gobernantes, y sus pensiones laborales, las cuales solo deberían ser de 5 salarios mínimos, de acuerdo a la moneda de cada país, es decir: que aprendan a vivir cómodamente, pero sin ser ricos.

Como también; descongelar la pobreza de los ciudadanos.  

Así mismo, nuestros gobernantes deberán establecer leyes que mantengan alguna clase de armonía, con relación a nuestra propuesta de equilibrio económico.  De lo contrario; será más el poder de la desigualdad, que el de la igualdad.

Por otra parte, se puede afirmar que los sistemas actuales de gobierno que dicen ser democráticos, no lo son, porque son tiranías y dictaduras democráticas, solo que con el carácter de legalidad, pasan como democracias modernas.    

Ahora: se permitirá la diferencia entre los gobernantes y los ciudadanos, tomando como principio el desarrollo de sus funciones públicas al interior de cada país.  

Esto parecerá arbitrario, pero necesitamos un marco de referencia para seguir nuestra indagación.

Dado que, por cuestiones de diplomacia, de integridad en las esferas políticas, y otras tantas cosas del mismo género, y que nuestros gobernantes conocen mejor. Se les permitirá ocupar su clase social, de la cual no se desprenderían más que mediante el suicidio, teniendo en cuenta que esta posición llega a ser su dios.

Claro está, mientras gobiernan, después deberían ganarse los 5 salarios mínimos, y saber cómo aprender a vivir con ese presupuesto. Esto en materia de pensión laboral.     

Por otra parte, si el pueblo los escoge mediante una democracia, que en su esencia, forma, cualidad, espacio, tiempo y lugar, es una dictadura legal. Deberán respetar la dignidad de aquellos que los escogen.  

Pero como nunca respetan esa dignidad, nace la  \"democracia de la desigualdad\", pues al ciudadano se le coloca el hilo invisible del tejido social sobre su cuello. Sometiéndosele a jornadas laborales de 10, 11, 12, 13,14 horas diarias de trabajo. Con un día compensatorio cada quince días, algo digno de Latinoamérica.  

Por ello, el Estado debe velar para que esto no pase, sin embargo no lo hace, porque no hay inspectores públicos para vigilar que las jornadas laborales sean de 7 horas diarias de trabajo, de lunes a viernes, y que las empresas no usen las horas extras para explotar a seres de carne, hueso y sangre, pues no son mercancías batarás de consumo.   

Ahora: ¿Cómo los Estados podrán hablar negativamente de la desintegración de la familia, si permiten esta clase de cosas?  

¿Cómo podrá un padre establecer un lazo de amistad con sus hijos, si es una maquina programada para trabajar de domingo a domingo? 

Nuestros gobernantes dicen creer en Dios, pero no recuerdan que Dios descanso al séptimo día.

Sin embargo, el eterno es fuerte, nosotros de lunes a viernes por ser débiles.

Los sábados y domingos, que los trabajen quienes quieran ganar el doble o el triple, pero que sea por su propia elección, no por las obligaciones de los contratos laborales.   

Pero como los empresarios y políticos, conocen algo denominado la \"racionalización del trabajo\",  la cual estudia el tiempo empleado por el obrero para desarrollar una función. 

Buscan reducir los tiempos de trabajo al máximo, para generar mayor productividad, lo cual aumenta el trabajo sobre producción. El trabajo en línea, es decir; que las personas no hagan varias funciones, lo conveniente es hacer que hagan una sola actividad laboral, que sea repetitiva, y que se especialicen en una sola cosa, y otros, en otras, y así sucesivamente. Lo cual genera un trabajo lineal con mayor eficacia, competitividad y producción, entonces ya nadie es indispensable, todos los trabajadores se vuelven cosas desechables, o que se pueden cambiar fácilmente.

                                                                                  

Por ende, si las empresas obtienen ganancias millonarias con esta racionalización.  

¿Porque permitir que fatiguen a una persona con esta clase de horarios?  

Antes de elecciones a Presidente de la república. Como joven les puedo afirmar que la estrategia es la siguiente: las personas deberán laborar 7 horas diarias, en mi obra el testamento del poder establecí 6 horas. Solo que ahora tomo en cuenta, una hora de almuerzo, o una hora distribuida en lapsos de tiempo para el consumo de refrigerios.

Ahora: si las personas laboran 7 horas diarias, con una hora dividida en intervalos para descansos físicos, y consumo de alimentos, se les exigirá una entrega total para la producción. 

Al terminar su turno. Ingresaran otras personas a laborar las mismas 7 horas diarias. Y así sucesivamente, Claro, si no desean permitir que la producción cese. 

Esto reduciría los índices de desempleo.

El argumento en contra será, que no habría suficiente capital para pagar a todos los obreros, lo cual posee la siguiente respuesta.

El capital se obtiene, si valoramos mejor nuestra producción nacional, a manera de exportación y a modo de importación, si buscamos los mejores precios.

Además, las empresas siempre se quedaran con mayor parte del fruto del trabajo.  

Por otra parte, la producción aumentaría considerablemente, si se tiene en cuenta que a una persona que labora seis horas diarias, se le puede aprovechar efectivamente toda su energía. Ya que después de seis horas, el trabajo de una persona se hace deficiente, y comienza a menguar.  

¿De qué le sirve a las compañías sobre-explotar a las personas, si finalmente después de determinado tiempo, la producción se vuelve deficiente?   

El solo hecho de ver a una persona trabajar todo un día, no implica que esa persona posea el mismo potencial energético, mental, anímico, armónico, social y afectivo, después de seis horas de trabajo.  

Esta necedad es la que no se ha podido quitar de la mente de los empresarios, los cuales finalmente tienen más poder sobre los gobernantes, que la propia constitución política de los países.

Podría crear una nueva obra con esta indagación, pero no es mi propósito. Tan solo deseo resaltar que todos los ciudadanos somos hombres políticos. Activos o pasivos.

En mi vida he encontrado a multitud de académicos, que los temas de Estado o sociedad les parece algo efímero y sin valor, en conclusión: una pérdida de tiempo.

Entre ellos: matemáticos, físicos, químicos, biólogos estudiosos de la gramática, semántica, ortografía, lingüística, etc.  Y en cierta medida no los culpo, puesto que contemplan una clase de entes y objetos que sobrepasan la frialdad, la arbitrariedad de las leyes, y de las políticas impuestas en cada país.

Por otra parte, dicha indiferencia me hace pensar que están dejando su poder de elección, en manos de los más aventajados, astutos y criminales políticos. A los cuales una vez se les descubran y prueben, actos de corrupcción, debiera expulsarseles para siempre de sus países de origen. 

Asi mismo, es deducible que no están participando en algo que es de suma importancia, para la futura contemplación de esos entes, y objetos que aman.

Ya que políticamente les pueden afectar sus tiempos laborales, les pueden degradar sus carreras académicas, les pueden someter a intensos horarios laborales, les pueden jugar con sus prestaciones sociales al firmar un contrato laboral, les pueden destruir la educación de sus hijos, los pueden reducir a un selecto número de obreros, les pueden hacer consumir cualquier cosa que se les antoje, y les pueden cargar sobre su espalda, toda clase de impuestos, etc.  

Entonces cuando esto pasa, el peso de tal indiferencia, como hombres políticos y activos, que pueden llegar a ser los ciudadanos de un país, se ve reflejado en sus rostros, en la frustración del día a día, y todas las consecuencias que genera la pasividad de aquellos que dejan su hombre político, en las manos de hombres que sabrán formar seres en masa, civiles en línea, hombres sin voto, y ante todo \"almas sin elección”.

 

Att, Jose Orlando Melo Naranjo *- Bogotá, Colombia.

Todo mi trabajo intelectual, lo dedico a mi señora madre: Cecilia Naranjo Mojica.