La oscura noche
tu belleza me arrebató
cual tímida rosa
de su fragancia
sutil se despojó.
Sobre tu lecho de seda
vacío y mustio
una negra rosa, y mi llanto
deposito con mi angustia...
¡haberte amado tanto!
Hoy, una luciérnaga
de luz y canto
acompaña mi dolor
y mis manos, con fervor
acariciarte, aún pretenden
en los vestigios de un amor,
un amor, que era elocuente
entre arpegios de pasión.
El llanto me abruma el alma
con la eterna sensación
de no verte
de no tenerte,
pero, si algún día regresaras
sabrás dónde encontrarme
sollozando tu ausencia
hincado, a tu vacío cauce
y negra rosa entre mis manos
con el mismo amor
que siempre te he brindado.
Autor: Jorge Aimar Francese Hardaick
-Argentina- 03-05-2016
Derechos reservados del autor (*)
Blog \"MIS PENSAMIENTOS\"
http://crisfacu.blogspot.com.ar