Explota la mansión de tu delirio:
bien sabes que en mi césped encontraste
rocío, ceriflor y un grácil lirio,
de todo mi dulzor te enamoraste.
Hoy siento el crepitar de un viejo cirio:
aquel que por error lo sofocaste,
consciente de mi amor que sin colirio
se quedaba a merced de cruel engaste.
¡Cual sirena quejica de los mares
he sobado arrecifes…con mis ronchas
y la espuma floral de otros juglares!
¡La cola llamativa que me tronchas
espero que algún día la rozares
sin verme las escamas y las conchas!