Contar mi infancia dentro de mi familia no obedece a ningún deseo oculto de divulgar mi vida privada, ni de ningún tipo de penitencia, sino que nace como prevención contra las actuales leyes morales que mandan a prisión a los padres por pegar a sus hijos. Basta leer con asombro en la prensa que ésta barbaridad ha ocurrido solo a 18 kilómetros de mi casa, en un poblado multicultural cercano a Vall d´Uixó llamado Sagunto, donde una madre tras pegar a su hijo ha sido detenida.
!Qué lejos ha quedado la educación Romana que asombro la humanidad y que guarda Sagunto como tesoro nacional!
Sin embargo, educadores sociales faltos de una verdadera educación, al igual que psicólogos , jueces y demócratas plantean este problema desde el punto de vista institucional. Encerrando a todos en cárceles. Al menor en un centro , y a los padres a prisión, creando una divina comedia de la pedagogía.
Ahora me dirijo a todos ustedes como un narrador que desea hacer el bien contando su vida.
Mi Infancia.
Siendo niño recibí una educación moderna, es decir relajada en la disciplina y sin castigos corporales. Esto desde un punto de vista humano, era verdaderamente insoportable. El ambiente en casa era angustioso. Papa venía a las cinco de la tarde y nos saludaba a mi hermano y a mí. Le daba un beso a mama, y se encerraba en su despacho a redactar los albaranes para la empresa. En el despacho encendía la radio; siempre la misma emisora que pinchaba música de cuando era joven Papa. Al terminar salía a ver la televisión con nosotros esperando la cena.
Así día a día, en ese ambiente claustrofóbico y represivo presentado bajo forma amable.
Yo no tenía forma de expresar al resto de mis semejantes de que mi vida era un verdadero infierno.
¿ Dónde estaba el problema?
En la comunicación, estaba rota.
Tendría yo unos 13 años cuando intuí esto, y que habría que provocar el dialogo.
No sabía muy bien como hacerlo. Así que opte por invertir todo lo que nos decía Papa.
Al principio era divertido dar la vuelta a los punto de vista morales de Papa y ver como se desesperaba.
!Qué cara de imbécil tenía Papa!
Pero el resultado con el tiempo fue espantoso.
En casa nadie me hablaba.
Mi casa era el escenario de una obra de teatro que me preparaba para comprender el tipo de sociedad moderna en la que iba a vivir. Una sociedad excluyente en lo mental, mucho restrictiva psicológicamente que una de tipo nazi o fascista, donde el castigo se limitaba a ser físico, y las humillaciones duelen en los huesos, pero no en el alma.
Desde los 13 hasta los 19 años viví aislado en mi habitación en lo que respecta a mi vida familiar.
Era alimentado, pero comía separado del resto de la comunidad.
Era educado, si necesitaba un libro escribía el titulo en una hoja de papel que colgaba en la nevera y aparecía a los pocos día en la puerta.
Era vestido, dos veces al año aparecía una bolsa de ropa nueva y zapatos en mi habitación.
Se me daba dinero para ir peluquero, incluso se me llevaba al dentistas, y cuando estaba enfermo un médico me visitaba.
Así fui creciendo hasta cursar primero de derecho a los 18 años.
Con el dinero de la beca salí con una moto de segunda mano trucada, una chupa de cuero, una chonis que era mi novia, y abrece a mis verdaderos hermanos:
Los maleantes y los poetas.
Dejo los últimos comentarios de mi familia poética a mi último poema.
la cuerva 4 de mayo de 2016 a las 11:49
Victima de las antiguas de las plagas codicia y poder,los canibales los zombies del materialismo,diezman todo a su paso superar al bárbaro Atila,con su poderío apocalíptico,mas uno de uds resurge de entre las cenizas del abismo del graznar de cuervos,resurgen como angeles.Saludos
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angelillo2015 de mayo de 2016 a las 16:09
Hoy resurjo como víctima de algo menos poético, pero mucho más demoledor, la familia.
M. B. Ibáñez 4 de mayo de 2016 a las 12:38
Se levantaran los poetas de las cenizas, disfrazándose de sueños,
gritará su voz desde las estrellas; ¡Adelante, seguid, que no pare vuestra lucha...Utopía existe!
angelillo2015 de mayo de 2016 a las 16:25
El sol en su rincón, agujero anal que expulsa sus rayos contra los que apenas puede el poeta dijo: también la distopía tiene su razón de existir y le dio poder al emperador, y el poeta canto, huyendo siempre de Sol, Luna ven aquí a mi lado M. B Ibáñez.
M. B. Ibáñez 4 de mayo de 2016 a las 12:54
La vida sin Utopía, tan solo es un ensayo para la muerte. (Serrat)
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M. B. Ibáñez 4 de mayo de 2016 a las 19:21
Ovillejo con todo mi amor a los políticos que tanto amo.
¡A políticos mamones!
¡cabrones!
¡Solo mentir se os da bien!
¡os den!
¡Gustáis dar sin disimulo!
¡porculo!
Lastima no haber un zulo
en donde todos quepáis,
y de ahí nunca salgáis.
¡Cabrones, os den porculo!
angelillo2015 de mayo de 2016 a las 16:16
Debes que amar a los políticos M. B. Ibáñez ya que son como de la familia, es decir mienten y dan por culo mientras estamos todos juntos como en un banquete que se desarrolla dentro de un zulo con una hermosa tuna.
Lucy Quaglia 4 de mayo de 2016 a las 21:34
Espero que la poesia te ayude a desengranar tus ansiedades y esperanzas en un amor sin fin a la humanidad y a los angeles libres, sueltos de sus prisiones angustiantes y sobrias. Avanzando con alas de angeles y corazones inmensos.
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angelillo2015 de mayo de 2016 a las 16:11
psicológicamente sobre todo, hay mucho de terapia en mi poesía.
Ángelillo de Uixó.
Terciopelo familiar. by Ángel Blasco Giménez is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 4.0 Internacional License.
Creado a partir de la obra en angelillo201.wordpress.com.
Hoy resurjo como víctima de algo menos poético, pero mucho más demoledor, la familia.
psicológicamente sobre todo, hay mucho de terapia en mi poesía.
Debes que amar a los políticos M. B. Ibáñez ya que son como de la familia, es decir mienten y dan por culo mientras estamos todos juntos como en un banquete que se desarrolla dentro de un zulo con una hermosa tuna.
El sol en su rincón, agujero anal que expulsa sus rayos contra los que apenas puede el poeta dijo: también la distopía tiene su razón de existir y le dio poder al emperador, y el poeta canto, huyendo siempre de Sol, Luna ven aquí a mi lado M. B Ibáñez.