escritor de habitacion

Labios y Cigarrillos

Solo me queda estar sentado

y fumar un cigarrillo más.

 

Siempre uno se la pasa

diciendo que “es el último”.

Y nos pasamos lamentándonos

en silencio.

 

Con un ligero cargo de conciencia.

Pero se nos va tras la

primera inhalada que

nos damos sin pensarlo mucho.

 

Es como besar a alguien,

y mientras sentimos sus labios,

sabemos que son nuestra perdición.

 

Pero en el momento que

el beso se hace profundo.

Cuando las lenguas se tocan.

 

Ahí, es que se pierde

el ligero cargo de conciencia.

 

Olvidamos lo dañina y

destructora que es

esa persona.

 

Sabemos que de los

sentimientos y emociones ajenas

es que solo viven.

Se alimenta.

 

Y de las lagrimas beben

para saciar su sed.

 

Sed de orgullo,

de posesión.

De sentir el control y el poder

sobre el débil.

 

Los labios son como

los cigarrillos.

 

Ambos matan de igual manera.

Con paciencia y perseverancia.

Aunque seamos nosotros mismos,

los únicos culpables.