Me cuesta cerrar los ojos;
Temo volver a verte allí
En donde siempre estuviste.
Me cuesta darle paso a la imaginación.
No resuelvo el asunto de convencerme
De que figurábamos en un paisaje.
De que describíamos armonía
Y caminábamos unidos en un compás tan esmerado.
Sólo me queda el amargo sabor del aire,
La ardiente y ruidosa lluvia
Que me ciega los labios
Arrebatándome el sabor que dejaste en mí.
Es difícil correr hacia atrás en busca de tu cuerpo,
Y más aún cuando todo iba tan bien.
Tengo que vivir con el peso de la duda
Y soportar mirarme en el espejo vacío.
Me invaden tus sonrisas,
Y tus manos llegan enseguida arrancándolas de mí.
No puedo pensar en ti
Sin que tú misma me lo prohíbas.
Sólo me queda sentarme en mi sillón
Y preparar una estrategia para concebir la idea
De que ahora no te veo
Después de ir tan bien.