Ella va descalza, flotando sobre la arena, a ritmo del contonear de sus caderas,
su vestido flota suavemente en el aire, a semejanza de las olas del mar bravío,
Lleva en sus manos graciosas un níveo blanco pañuelo, que invita al galán a seguirlo,
Marcando a su antojo y a su ritmo, la cadencia y el paso del seductor galanteo.
Una flor hermosa lleva en su cabello, en sus ojos y labios, una sonrisa coqueta,
pícara, atrevida, que derraman frescura y alegría, y contagia su zalamería.
El elegante chalán va montado a caballo, ataviado con fino poncho de lino,
En su cabeza, lleva un sombrero de paja y un suave pañuelo blanco atado al cuello,
su galantería y su porte, contrastan con la coquetería de la dama que corteja,
Guía con riendas de seda al sobrio caballo de paso peruano, que con su andar gracioso,
Baila y trota en su andar, como flotando, elegante, imponente, único y majestuoso,
Digno representante de su raza y heredero de grandes sementales de antaño.
Como navíos imponentes en combate eterno, estos danzarines se mueven por el terreno,
Deslizándose al ritmo de un verso, que convertido en música acompaña al baile intenso.
Ella realiza graciosos y sútiles desplantes, él marcha siempre apuesto y arrogante,
Mas es el sobrio caballo quien se lleva el mérito, por un baile tan majestuoso y soberbio.
La música que acompaña a este galante cortejo, contagia con su ritmo a propios y extraños,
Invitando a todo el mundo a tomar sus pañuelos, y lanzarse al ruedo sin poner reparos.
Es una danza donde se mezclan el cortejo, la alegría, la coquetería y el amor,
así es la Marinera peruana con caballo de paso, única e irrepetible ... Si Señor!