Aunque no haya opción
El dolor de otras lágrimas que surcaron sus mejillas,
aún abaten los árboles del tiempo que crecieron con su riego.
Rasguñada está la tierra por los pies errantes que
sin reposo solo escuchan: -No hay lugar-; -No es posible-.
¿Volver?, ¿Adónde? Sino queda nada.
Lágrimas ascendentes que sin encontrar consuelo,
vuelven a la tierra yerma multiplicando sus penas.
Amarguras prolíferas que con pena y sin gloria oscurecen nuestro horizonte.
Preferiría no hacerlo pero los que buscan refugio aumentan,
los corazones están cerrados, y yo
tengo miedo…