benchy43

UNA HISTORIA DE AMOR.

 

Todas las lluvias se parecen.

Se parecen a aquella que disimulara el llanto

y que luego les vistiera con ese ropaje viejo

tan mojado y tan triste como estaban sus almas.

Hasta que un día se dijeron basta ya de mirarnos

en los charcos ajenos,

basta de  dejar que nos roben las estrellas y los soles

que habíamos elegido.

Y se fueron al parque de veredas mojadas,

salteando las lagunas de tristezas ajenas,

para esperar muy juntos que vuelvan las estrellas

en el cielo nublado de una ciudad sin ruido.

Pero no hacía falta.

Se miraron y estaban esas mismas estrellas

bailando en sus pupilas, con reflejos de antaño

y con un arco iris nacido en la farola.

Todas las lluvias se parecen. Aunque esta es distinta.

La sentían tan suave que parecían caricias las gotas que caían

y que se iban muriendo en un par de sonrisas.

La sentían tan tibia como este nido nuevo

que estaban  construyendo desde un abrazo largo

(tan  largo y apretado como sus mismas sombras), 

desde sus manos juntas y desde esa lluvia pertinaz y distinta.

Es día dijeron basta de dejar que nos hurten

 las flores que sembramos y vamos por lo nuestro,

nuestro cielo y su luna, nuestro cielo con sus soles y estrellas,

nuestros charcos de lluvia, nuestro tango de invierno,

nuestra azul  primavera,

y este amor tan nuestro como nuestro universo todo.

 

Derechos reservados por Ruben Maldonado.

 

(imagen de la web)