Voy en pos de aquella cima,
Voy subiendo con esfuerzo;
Soportando mil caídas,
Con un paso firme y lento;
Ningún vértigo intimida
Tanta audacia en este intento,
No existe senda prohibida
Ni en mi ser, algún lamento;
Llevo el cuerpo entumecido,
El aliento se me escapa;
Manos y pies muy heridos,
Muy herida llevo mi alma;
Lo sé bien, no estoy perdido,
Porque escucho sus palabras…